El Pleno del Parlamento de Navarra ha aprobado el 10 de marzo por unanimidad una resolución por la que se al insta al Gobierno de España a “atender las peticiones de las asociaciones de personas con enfermedades neurodegenerativas, teniendo en cuenta todas las especificidades de estas enfermedades en los procesos de revisión y actualización de los baremos, buscando en todo momento poder realizar los procesos de valoración con equidad y atendiendo a las características del avance del proceso degenerativo”.

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Paramento de Navarra en el momento de la exposición de motivos

 

La resolución aprobada en el Parlamento de Navarra incluye un segundo apartado en el que, a su vez, se emplaza al Ejecutivo central a “modificar el baremo para la evaluación del grado de discapacidad, a fin de que, tras el diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas, se reconozca de modo automático un porcentaje de discapacidad del 33%, que compense la especificidad ligada a la variabilidad de generación y explotación que los cursos que estas enfermedades generan”.

Resultado de la votación de la moción. Unanimidad.

Resultado de la votación de la moción. Unanimidad.


En la exposición de motivos, la resolución impulsada por UPN, Geroa BaiEH Bildu,Podemos-Ahal DuguPSNPPN I-E da cuenta del “terrible padecimiento físico y psíquico”, así como de las “repercusiones socioeconómicas” de las enfermedades neurodegenerativas, cuyo sistema de valoración “no es adecuado ni sensible para medir la realidad de su discapacidad”.

En ese sentido y dado que el reconocimiento “se suele producir demasiado tarde, cuando la persona ha alcanzado un grave nivel de deterioro físico”, se demanda el reconocimiento inicial del 33% de discapacidad, ya que ello contribuiría a “mejorar su acceso a recursos, servicios o prestaciones y se evitarían situaciones de desprotección como las que se dan en la actualidad, compensándose así la especificidad vinculada a la variabilidad de los cursos de estas enfermedades”.

Las enfermedades neurodegenerativas tienen como atributo común el curso progresivo de sus síntomas, reflejo del daño paulatino de una parte o partes del sistema nervioso. Todas ellas presentan algunas características clínicas comunes, en cuanto que su inicio es insidioso, y su curso crónico y progresivo. No tienen un tratamiento etiológico y las actuaciones terapéuticas son sintomáticas en algunos casos y paliativas en todos ellos. La intervención se centra, en general, en aliviar el dolor, la incapacidad y las posibles complicaciones que acortan la vida. Generan un terrible padecimiento físico y psíquico entre quienes las sufren y entre sus familiares. Además, sus repercusiones socioeconómicas son muy importantes, pues al propio proceso de la enfermedad hay que sumar el impacto psíquico, la merma en la calidad de vida, la incapacidad laboral, la pérdida de habilidades sociales, la carga física y psíquica de los/as cuidadores/as de estas personas y el enorme gasto económico que conlleva su atención social y sanitaria.

Las personas con discapacidad por enfermedades neurodegenerativas no responden al patrón de otras discapacidades y el sistema, por su inadecuación a sus necesidades específicas, hace que en muchos casos se den situaciones claras de desprotección social. Así, se producen situaciones de total desamparo porque no se alcanza un grado de discapacidad mínimo reconocido. El sistema de valoración no es adecuado ni sensible para medir la realidad de su discapacidad.En este sentido, el reconocimiento se suele producir demasiado tarde, cuando la persona ha alcanzado un grave nivel de deterioro físico. Cuando la realidad, es que el acceso a servicios y recursos especializados son básicos para prevenir o paliar los efectos de la enfermedad y para atender a las personas y sus familias. El reconocimiento del 33% en la discapacidad de las personas diagnosticadas con enfermedades neurodegenerativas, con independencia de la valoración, contribuiría a mejorar su acceso a recursos, servicios o prestaciones y evitaría que se generen posibles situaciones de desprotección como las que se están generando en la actualidad. Se compensaría así la especificidad en cuanto a la variabilidad de los cursos de estas enfermedades.

Desde la Neuroalianza valoramos muy positivamente esta resolución y seguimos trabajando para seguir consiguiendo apoyos y consenso en este tema que tanto nos preocupa.